top of page

El caso de Tim McLean: horror en el autobús Greyhound

  • Foto del escritor: 24601
    24601
  • 2 sept
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 2 sept


ree

Un viaje rutinario en autobús terminó convertido en uno de los crímenes más impactantes de la historia reciente de Canadá. La tarde del 30 de julio de 2008, Tim McLean, un joven de 22 años, fue brutalmente atacado, decapitado y parcialmente canibalizado mientras dormía. Este suceso no solo conmocionó a la sociedad canadiense, sino que abrió un intenso debate sobre la relación entre enfermedad mental, responsabilidad penal y seguridad pública.


La víctima


Timothy Richard McLean Jr. (1985-2008) era un joven trabajador de carnaval que regresaba a su hogar en Winnipeg tras finalizar la temporada laboral en Edmonton. Amigable, cercano a su familia y con proyectos de futuro, Tim se convirtió de manera trágica en el protagonista de un caso que marcaría un antes y un después en la justicia canadiense.

ree

El incidente


La tarde del 30 de julio, McLean abordó el autobús Greyhound 1170 rumbo a Winnipeg. Se sentó en la parte trasera, se colocó sus audífonos y se quedó dormido. En la misma unidad viajaba Vince Weiguang Li, un hombre de 40 años, recién despedido de su empleo y con un historial de inestabilidad emocional.


A las 18:55 horas, en un tramo de la autopista Trans-Canada cerca de Portage la Prairie, Li cambió de asiento y se ubicó al lado de McLean. Sin previo aviso, sacó un cuchillo de grandes dimensiones y lo apuñaló repetidamente en cuello y pecho. Los pasajeros entraron en pánico, huyeron al frente del autobús y salieron por la puerta, mientras el conductor bloqueaba el sistema de encendido para impedir que Li escapara con la unidad.


ree

Lo más aterrador ocurrió después: el agresor decapitó a McLean, mostró la cabeza a los sobrevivientes y consumió partes del cuerpo frente a la mirada horrorizada de quienes observaban desde el exterior. La Royal Canadian Mounted Police (RCMP) llegó alrededor de las 20:30 h, estableciendo un cerco que se prolongó durante horas. A la 1:30 de la madrugada, Li intentó escapar rompiendo una ventana; fue reducido con una pistola Taser y detenido.


ree

El agresor: Vince Weiguang Li


Nacido en China en 1968, Li emigró a Canadá en 2001 y se convirtió en ciudadano canadiense en 2006. Había trabajado en distintos empleos de baja categoría: operador de montacargas, empleado de Walmart y trabajador de comida rápida. Sus ex empleadores lo describían como tranquilo y cumplido, aunque reservado. Semanas antes del crimen había sido despedido, y testigos relataron conductas erráticas los días previos al ataque.


Durante el crimen, Li se mostró inexpresivo, como un “robot”. No hubo gritos de furia, ni señales de rabia, solo una violencia fría y desconectada.

ree

El juicio


El proceso judicial inició en marzo de 2009. Li admitió los hechos, pero se declaró “no penalmente responsable” debido a un trastorno mental. Psiquiatras lo diagnosticaron con esquizofrenia paranoide: aseguraba haber escuchado voces de Dios que le advertían que McLean era un demonio que debía ser eliminado para salvar al mundo.


El tribunal aceptó el diagnóstico y determinó que Li carecía de la capacidad mental para comprender la criminalidad de sus actos. En consecuencia, fue internado en el Selkirk Mental Health Centre, en lugar de recibir una condena carcelaria.


Repercusiones sociales


El caso generó un profundo debate en Canadá. Greyhound retiró una campaña publicitaria que hacía alusión a “rabia en los autobuses”. Hubo llamados a reforzar la seguridad en transportes públicos, y múltiples demandas contra la empresa y el propio Li por parte de familiares y pasajeros.


Con el paso de los años, y tras evaluaciones periódicas, Li recibió permisos progresivos: paseos supervisados en 2010, permisos temporales en 2012 y residencia en comunidad en 2015. En 2016 cambió legalmente su nombre a Will Lee Baker. Finalmente, en 2017 obtuvo liberación absoluta, sin restricciones ni supervisión judicial o médica obligatoria. La madre de McLean expresó públicamente su indignación, considerando que la justicia había olvidado a su hijo.


Análisis criminológico


Este caso ilustra varios dilemas clave en criminología y derecho penal:

  1. Inimputabilidad y salud mental. Tanto en Canadá como en México, el trastorno mental grave puede excluir la responsabilidad penal. En México, el Código Penal contempla la inimputabilidad, aplicando en su lugar medidas de seguridad en instituciones psiquiátricas.

  2. Peligrosidad y rehabilitación. El reto es determinar hasta qué punto una persona con diagnóstico de esquizofrenia puede reintegrarse plenamente a la sociedad sin representar un riesgo. La liberación de Li generó debate sobre si la seguridad pública fue subordinada al derecho individual.

  3. Impacto en víctimas indirectas. Los pasajeros y familiares sufrieron un trauma profundo. Este caso subraya la necesidad de atención psicológica a víctimas secundarias de hechos violentos.


Reflexión final


El asesinato de Tim McLean no fue un crimen común, sino la expresión trágica de una mente fragmentada por la enfermedad. Canadá lo recuerda como un evento que puso en entredicho la delgada línea entre justicia, salud mental y seguridad pública.


La gran pregunta persiste: ¿Debe una enfermedad mental eximir de toda responsabilidad penal, incluso en casos de violencia extrema?


Te invito a compartir tu opinión en los comentarios y reflexionar sobre cómo un caso como este sería tratado en el marco legal mexicano.

Fuentes consultadas:

 
 
 

Comentarios


bottom of page